lunes, 16 de mayo de 2011

LA VIRGEN DE SANTA RITA

LA VIRGEN DE SANTA RITA II:
Por Luis Zamora Figueroa – Docente del Liceo Profesor Diego Misssene Burgos – Cobquecura

Esta versión nos traslada a "Santa Rita", lugar donde aseguran los lugareños se asentó la virgen después de desaparecer de buchupureo. Años más tardes de aquellos terribles momento de desolación y castigo, unos pescadores que pasaban frente a la cueva de Huilquicura contemplaron, con asombro, una aparición de la venerada Virgen que se agrandaba cada vez más. Conmovidos por tal milagro sintieron la necesidad de orar, demostrándole su fidelidad y profunda fe. Sus oraciones fueron escuchadas y la pesca resultó abundante y propicia, como nunca antes. Al despedirse, vieron que la imagen se achicaba hasta quedar del porte que hoy la vemos. Este milagro fue muy comentado por los esforzados campesinos, creciendo así una profunda tradición de fe y religiosidad.

LA VIRGEN DE SANTA RITA I


LA VIRGEN DE SANTA RITA I:
Por Luis Zamora Figueroa – Docente del Liceo Profesor Diego Misssene Burgos – Cobquecura

La leyenda nos cuenta la historia de una desdichada mujer que era castigada brutalmente, sin motivo alguno, por su marido. Una vida demasiado triste para una débil mujer cuya fortaleza ya se había esfumado, quedaba como única esperanza, la muerte. Así ocurrió. Un día, loca en su desesperación, se lanzó a la mar desapareciendo bajo las tempestuosas olas. Pero no desapareció totalmente sino que se convirtió en una virgen estampada en las rocas, como un milagro que hace recordar a los lugareños tan triste episodio y que, al mismo tiempo, es un motivo de fe que atrae a muchos creyentes que ofrecen devotamente las más increíbles mandas.

LA CUEVA DE HUILQUICURA

LA CUEVA DE HUILQUICURA (DE SANTA RITA)
Por Luis Zamora Figueroa – Docente del Liceo Profesor Diego Misssene Burgos - Cobquecura

Antiguamente la cueva de Hulquicura era asombrosamente hermosa, con un esplendor y claridad digna del aposento de una reina. Pero como la gente hizo de la festividad una fiesta pagana, una diversión sin fe, causó el enojo de la Virgen, quien, para escarmentarlos, mandó a que la caverna se obscureciera y fuera tenebrosa a los ojos humanos, para que nadie nunca pudiese contemplar su belleza, aún con la ayuda de linterna por muy potentes que fueran.
DESTRUCCIÓN DEL PUERTO DE BUCHUPUREO:
Por Luis Zamora Figueroa – Docente del Liceo Profesor Diego Misssene Burgos - Cobquecura


Muchos años atrás el Puerto de Buchupureo era muy conocido por el gran movimiento económico que por él circulaba.
La mayor riqueza y poder estaba en las manos de don Juan España y Mas, hombre acostumbrado a mandar y ser obedecido, y que sólo creía en la fuerza del dinero.

Los habitantes del pueblo eran muy devotos y fieles a la Virgen del Carmen, patrona del puerto. Para ofrecer sus mandas y ofrendas, los creyentes debían pasar por las tierras de don Juan. cada vez el poderoso se enfurecía mas por ello, renegando de la Virgen ásperamente y quejándose porque el caminar de la gente destrozaba parte de las siembras. Cierto día, enfurecido, mandó a su gran perro de color negro a sacar un paquete de velas que estaba depositado a los pies de la Virgen, pero el animal no le obedeció; embrutecido de rabia, extrajo un revólver y disparó enloquecido varias veces a la imagen destrozándola. El castigo no se hizo esperar; el orgullo y vanidad de don Juan, de nada le sirvieron cuando en la noche, las embravecidas olas del mar arrasaron con todos sus bienes, sembrados, animales y bodegas del puerto, dejándolo como mudo testigo a unos pilotes de las bodegas en el río y a un único poste del embarcadero entre las rocas, los que aún hoy se pueden ver.

El destino de don Juan aún es desconocido; algunos creen que después de la furia del mar se fue a España en busca de mejores horizontes. Para otros, desapareció junto a todo lo que el mar se llevó. Trágico fin para quien osó levantar la mano a la Virgen.

Pasado
el tiempo la Virgen apareció en unos requeríos de Huilquicura.

leyendas

LEYENDAS
La Lobería
Por Luis Zamora Figueroa – Docente del Liceo Profesor Diego Misssene Burgos – Cobquecura

Frente a Cobquecura, se hace visible la lobería, con sus tres islotes donde apaciblemente descansan los lobos marinos. Según la leyenda estos islotes formaban parte de un castillo. Cada uno tenía un nombre, el más grande era el "castillo", el mediano, "la cochera" y el más pequeño, "la perrera". El castillo era habitado por una reina famosa por su maldad y egoísmo; gustaba de burlarse de los mendigos que recurrían a pedir comida, la cual ella prefería dar a los perros.

Un día cualquiera, llegó al castillo una mujer que desesperada y hambrienta, rogaba la ayuda de la reina, pero esta, como de costumbre, no hizo más que entretenerse con el dolor ajeno. Ante tan cruel respuesta, la pobre mujer, con todo su dolor y humillación, profirió una maldición que salió de lo más profundo de su atribulado ser. Las proféticas palabras "ojala que algún día caigan rocas que tapen tu castillo, tu perrera y tu cochera y que todo se llene de agua" se cumplieron sin demora. Todos los habitantes del castillo se convirtieron e lobos marinos. La reina, en cambio, se transformó en una graciosa Loba Blanca, formándose así la lobería de Cobquecura.

La Serpiente de la Iglesia de Piedra

LA SERPIENTE DE LA IGLESIA DE PIEDRA:
Por Luis Zamora Figueroa – Docente del Liceo Profesor Diego Misssene Burgos - Cobquecura.

Las húmedas e inmensas cavernas de la iglesia de piedra eran el refugio de una gran serpiente de múltiples colores y de gran hermosura. Ella por esos lugares habitaba y en las horas de mayor calor salía a tomar sol sobre las rocas espantando con su presencia a la gente del sector, pues le hablaba y ellos pensaban que al acercarse demasiado les atacaría. Esto llega a oídos del hijo de un cacique, quien era joven muy valiente y fornido, el que muy decidido les comenta a sus amigos que se encargaría de terminar con aquella terrible amenaza para la tribu. Por varios días rondó por el sector sin lograr ver a la serpiente hasta que cierto día por fin apareció; era gigantesca y tan hermosa como le habían comentado. Al tratar de acercarse para atacarla escuchó que le hablaba con una delicada voz, pidiéndole que no le hiciera daño pues ella tenía esa forma porque había sido victima del hechizo de una bruja y que en realidad era una princesa. El hombre, con grandes dudas y mucho temor, la deja sin hacerle daño. En los días siguientes iba a verla y a conversar con ella, pero sin acercarse demasiado ya que aún desconfiaba. La serpiente, poco a poco, se fue ganando la confianza del joven hasta que un día le dijo que lo amaba y que con un beso suyo se rompería el hechizo y volvería a ser como antes, una linda princesa india, y que todas sus riquezas le pertenecerían. El joven, que también se había enamorado de ella por su suave voz, poco a poco se acercaba más a ella hasta llegar a acariciarla. La serpiente permanecía quieta para no asustarlo, pero él, al verse atrapado por el cuerpo de la serpiente se desesperó y empezó a apuñalarla por todas partes. Gravemente herida y muy triste por la incomprensión de su amado se fue a refugiar a las galerías de la Iglesia de Piedra.

Pasado algunos días, en las rocas de la “piedra de la ventana”, se encontró el cuerpo desnudo y apuñalado de una hermosa mujer.
Averiguando en otras tribus ninguna mujer había desaparecido, quedando en todos la duda de que si esa mujer era la serpiente encantada que había retomado su cuerpo normal producto de los dolores de la muerte y del amor incomprendido.

La Lobería

La Lobería
Por Luis Zamora Figueroa – Docente del Liceo Profesor Diego Misssene Burgos – Cobquecura


Frente a Cobquecura, se hace visible la lobería, con sus tres islotes donde apaciblemente descansan los lobos marinos. Según la leyenda estos islotes formaban parte de un castillo. Cada uno tenía un nombre, el más grande era el "castillo", el mediano, "la cochera" y el más pequeño, "la perrera". El castillo era habitado por una reina famosa por su maldad y egoísmo; gustaba de burlarse de los mendigos que recurrían a pedir comida, la cual ella prefería dar a los perros.

Un día cualquiera, llegó al castillo una mujer que desesperada y hambrienta, rogaba la ayuda de la reina, pero esta, como de costumbre, no hizo más que entretenerse con el dolor ajeno. Ante tan cruel respuesta, la pobre mujer, con todo su dolor y humillación, profirió una maldición que salió de lo más profundo de su atribulado ser. Las proféticas palabras "ojala que algún día caigan rocas que tapen tu castillo, tu perrera y tu cochera y que todo se llene de agua" se cumplieron sin demora. Todos los habitantes del castillo se convirtieron e lobos marinos. La reina, en cambio, se transformó en una graciosa Loba Blanca, formándose así la lobería de Cobquecura.